Antes de comenzar con la receta me gustaría comentaros de donde viene la leyenda de Sant Jordi y porque contribuyó a que fuera declarado patrón en diversos países –Inglaterra, Portugal, Bulgaria, Ucrania, Etiopía, Georgia…– y en otras tantas ciudades. En España es el patrón de localidades como Cáceres, Santurce (Vizcaya), Santurdejo (La Rioja), Alcoy y Banyeres de Mariola (Alicante), o Golosalvo y Madrigueras (Albacete), así como las comunidades autónomas de Cataluña y Aragón.
“Jorge fue un soldado de Capadocia al servicio del emperador romano Diocleciano que, en el año 303, murió mártir por no querer renunciar a su fe cristiana. Años después de su muerte fue canonizado y su atractiva historia lo convirtió en un paladín del imaginario medieval europeo, protector de caballeros y soldados, cruzados y templarios.
La leyenda que conocemos popularmente es posterior a todos estos hechos y data del siglo XIII. La difundió Iacopo da Varazze en La leyenda dorada, aunque probablemente la recogió de una tradición oral anterior. Si bien Iacopo da Varazze sitúa la leyenda de Sant Jordi y el dragón en Silene (Libia), en Cataluña tiene un carácter, unos elementos y una localización propios. El relato, esencialmente, es igual en todas partes: un dragón tiene confinada una población cuyos habitantes se encuentran obligados a darle el ganado para saciarlo; cuando se han acabado los animales, le tienen que entregar las doncellas. Por sorteo, viene el día que le toca a la única hija del rey. El rey, que evidentemente no quiere que el dragón se zampe a la chica, hace un llamamiento anunciando que quien mate el dragón tendrá la mano de la princesa. Aparece un apuesto caballero y —según La leyenda áurea— exige que tanto el rey como sus vasallos se conviertan y se bauticen si él mata al dragón. El caballero entra en combate con el dragón y, de un tajo de espada, lo degüella. En Cataluña presenta algunos matices interesantes. El primero es la localización: nuestro relato no ocurre en Silene, sino en Montblanc, y, en algunas versiones, en Rocallaura. Y el segundo matiz es que nuestra tradición oral cuenta que, una vez muerto el dragón, las gotas de sangre que caían en la tierra se convertían en un rosal que florecía con profusión y del cual el caballero tomó la flor más hermosa para obsequiar a la princesa antes de desaparecer.” Aquí en Cataluña, en el Día de San Jorge (en catalán «Díada de Sant Jordi») es tradicional el intercambio de rosas y libros entre parejas y personas queridas en esa fecha, convirtiéndose en una de las jornadas populares más celebradas. Por eso, hoy os traigo una receta de galletas de mantequilla con flor para Sant Jordi.
RECETA GALLETAS MANTEQUILLA:
- 250 gr. Mantequilla sin sal
- 125 gr. Azúcar glasé
- 500 gr. Harina común o todo uso
- 75 ml. leche
PREPARACIÓN:
- En un bol añadir la mantequilla a punto pomada y batir durante 5-10 minutos hasta obtener una crema.
- Incorporar el azúcar glasé y homogeneizar.
- Tamizar la harina previamente e ir añadiendo a la mezcla poco a poco.
- Cuando te quede 1/3 de la harina, añadir la leche y acabar de integrar todo.
- Estiraremos la masa obtenida entre dos hojas de papel encerado y la llevaremos a la nevera un mínimo de 1 hora.
- Con un cortador para galletas realizaremos la forma que deseemos. En este caso yo las hice rectangulares.
- Coloca las galletas en la bandeja del horno dejando una poco de separación entre ellas para que no se peguen. Llevar al horno precalentado a 180 °C y hornear durante aproximadamente 10 minutos.
- Pasado el tiempo de horneado, sacar la bandeja y dejar enfriar las galletas en la misma bandeja durante 10 minutos.
- Dejar enfriar completamente y proceder a decorar o comer.
Hasta aquí sería para hacer unas galletas de mantequilla listas para decorar en fondant, glasa real o para comerlas tal como salen. Pero como este post habla de sant Jordi, os voy a dar una idea para hacer de estas galletas un precioso regalo. Para ello vamos a necesitar:
- Marcador para galletas en forma de rosa.
- Colorantes comestibles en polvo o en gel de color rojo, verde y negro.
- Un poco de alcohol blanco (anís, vodka, …) para diluir los colorantes.
- Pinceles
- Bolsitas para guardar la galleta.
- Lazos en color rojo y amarillo.
En el punto 6 de la preparación de las galletas, cuando hayamos cortado la masa, utilizaremos el marcador en forma de rosa presionando suavemente encima de la galleta. Es importante que la galleta este fría para que al retirar el marcador no nos llevemos la masa. Cuando tengamos todas las galletas marcadas, llevaremos las galletas al horno y continuaremos con el paso a paso de la receta. ¡Ahora viene la parte más creativa! Diluimos los colorantes con un poco de alcohol blanco y pintaremos sobre las galletas siguiendo el patrón de la rosa. Es decir, el tallo de color verde y la rosa de color rojo. Para darle más profundidad, repasaremos el contorno de la rosa con colorante negro. Dejaremos secar durante 1 hora, embolsamos y cerramos con los lazos de color amarillo y rojo. ¡Y hasta aquí el post de hoy! ¡Pensad que la imaginación no tiene límites y la creatividad da lugar a creaciones maravillosas, así que dejar volar vuestra imaginación y a crear se ha dicho!
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